La víctima, Alicia Gali de 29 años, sufrió esta pesadilla en 2008,
pero solamente ahora ha cobrado ánimo para contar la historia completa.
Gali trabajaba como empleada de la compañía hotelera estadounidense Starwood Hotels en el
hotel de cinco estrellas Al
Aqah Meridien. La joven estaba viviendo en el mismo establecimiento,
donde trabajaba como encargada del centro de belleza.
Un día su habitación se inundó debido al colapso del desagüe. Gali se fue al bar del hotel para utilizar su portátil y tomar
una copa, ya que no tenía otro lugar adonde ir.
Como
contó la mujer a la cadena australiana Yahoo 7 News, en el bar su
compañero de trabajo volvió a llenarle el vaso con hielo de un cubo
diferente. Lo siguiente que Gali recuerda es haberse despertado el día
después con cuatro costillas rotas y contusiones por todo el cuerpo. Más
tarde la mujer se enteró de que sus vecinos la habían oído gritar,
mientras que los guardias de seguridad del hotel habían encontrado a
tres hombres escondidos en su habitación, donde estaba desnuda e
inconsciente.
Más tarde, los empleados de mantenimiento del hotel encontraron una
camisa masculina y una bolsa de plástico en el desagüe, tal vez para
obligar a Gali a bajar al bar del hotel.
La australiana decidió ir a la Policía para denunciar los hechos, pero desconocía que bajo las estrictas leyes de
la sharia de
los EAU, si el autor de la violación no confiesa, no puede ser condenado a no ser que se presentan cuatro testigos varones musulmanes mayores de edad y lo acusen.
Después de denunciar la violación a la Policía, a Gali le
recomendaron firmar una declaración en árabe, que más tarde resultó a
ser una confesión de que había bebido
alcohol y mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Gali fue condenada a un año de prisión en una cárcel sucia hacinada
junto a 30 mujeres, pero fue indultada en marzo del 2009 tras cumplir
ocho meses de condena y regresó inmediatamente a su país.
Los tres hombres, que eran empleados del hotel, también fueron encarcelados, pero por
adulterio, no por violación.
Luego de casi cinco años, la experiencia árabe sigue afectando la
vida de Gali. El año pasado fue diagnosticada con "trastorno por
estrés postraumático grave".
La mujer no está en condiciones de trabajar y ha tenido que pedir
dinero prestado a amigos y familiares para poder pagar a los médicos y
su tratamiento psicológico.